Lobo

Es el primero de los peludos que llegó a casa, allá por diciembre de 1993.
Un estupendo Siberian Husky que encontró su espacio en la manada y nos enseñó la importancia de dormir, para estar descansado por si hay una aventura que correr.
También nos enseñó parsimonia, elegancia, distancia, lealtad y cómo gestionar la testarudez.
Tenía un aire felino, independiente, divertido
Y le encantaba jugar con 'sus' peluches a los que cazaba con entusiasmo.

Hasta junio de 2005.